jueves, 24 de julio de 2008

Camino de Santiago

Hace una semana que regresé de Santiago de Compostela, tras haber realizado el famoso camino de Santiago o lo que es lo mismo, el primer itinerario cultural europeo.

Lo comencé en Astorga y día a día completé las 12 duras etapas hasta llegar a mi meta, sin dejar de visitar finalmente Finesterra.

Puedo decir muchas cosas y todas ellas confundir al que se haya tomado la molestia de pararse a leer esta entrada, pero en términos globales, recomiendo esta dura experiencia, por lo gratificante y especial que resulta ser.

Es cierto, o al menos a mi a sí me lo ha resultado, que existe un antes y un después al camino. Suspicacias aparte, antes de comenzar esta andadura (nunca mejor dicho, ya que lo realicé a pie), me encontraba en una etapa de tránsito extraña, algo de ansiedad que coincidió con la primavera, el stress laboral etc, y aunque el conjunto del viaje resultó duro por varios motivos, a prueba de paciencia absoluta, regresé a Madrid, llena de tranquilidad y con muchas buenas sensaciones, creo que todo el grupo de amigos que fuimos nos hemos llevado la misma impresión.



Os comento un poco de la historia:
El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago ha sido declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa.




Los orígenes del culto a San Jaime en la Hispania romana son desconocidos, pero parece ser que en el año 814 se encontraron auténticas reliquias del apóstol. Al final del siglo VIII se extiende por la Europa cristiana. En el siglo XI el número de peregrinos aumentó considerablemente gracias a contactos culturales entre las naciones europeas.



El número de peregrinos aumenta extraordinariamente a partir del siglo X, cuando la población europea logra salir del aislamiento de épocas anteriores e inicia una serie de contactos e intercambios que, en el campo religioso, llevarán a hacer de la peregrinación la forma más difundida de devoción. Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela serán los destinos más importantes: todos los caminos llevan a Roma. Los cruzados y las ciudades marítimas italianas abren la ruta de Jerusalén. Los monarcas de Navarra, Aragón, Castilla y León facilitan el viaje a Santiago mediante la construcción de puentes, reparación de caminos y edificación de hospitales.



Con la credencial llenita, dando crédito de que habíamos hecho más de 100 km a pie, 263 para ser exactos, en el camino francés, conseguimos nuestra compostelana, con el nombre de cada uno en latín, y después de un merecido descanso, visitamos la costa de la morte.


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