Ya que la entrada anterior que he posteado hablaba del camino de Santiago, me apetece dejar pequeños retazos de mis breves recorridos.
Y es que viajar es una de mis pasiones, que espero poder mantener de una manera u otra a lo largo de la vida, poder seguir conociendo preciosos rincones, gente sensacional, peculiar y echar un ojo a todo aquel paraje que me sea posible de este mundo conocido... si pudiera, recorrería todo el mundo, me lanzaría como una aventurera nómada, expuesta a cualquier situación.
Podemos decir, que como casi todos, ya desde pequeña tengo un abanico de sitios en las espaldas, aunque no puedo dejar aquí en el ordenador constancia de todos ellos.
Siempre desde la humildad, ya que no tengo posibilidades millonarias (ya quisiera yo).
Comenzaré esta entrada con Holanda, mi primer viaje fuera de España, no hace mucho, en el 2005 y mi primer viaje en avión...que por cierto aunque necesarios, los odio con todas mis fuerzas, espero algún día superar ese miedo a volar.

Esta fotografía es de Amsterdam.

La Haya, es un extrarradio voluptuoso, con una parte residencial de ensueño, una ciudad en miniatura, y la zona normal por así decir. Por su puesto con el tribunal internacional, y el palacio de verano de la casa real holandesa y su playa.

Hablando de canales, este es uno de los muchos canales que atraviesan la ciudad de Amsterdam, este concretamente está en el corazón del barrio rojo, donde estuvimos hospedados al principio. Plagado de coffe shops, que hacen las delicias de los consumidores de marihuana y hash más exigentes, con una múltiple variedad en todos ellos.
Sus chicas en los escaparates salvaguardadas por los proxenetas que no dejan de invitarte a disfrutar de un gran momento...personajes que te enseñan todo lo que tienen en sus gabardinas por si quieres un buen viaje...y no en tren precisamente.

Continuando con Amsterdam, en otros canales, se pueden apreciar estampas como estas, y es que, otra forma de vida, es la de tener una pequeña embarcación a modo de vivienda, incluso hay hoteles, hostales que te prestan sus servicios, nosotros nos conformamos con subir a una embarcación turista, que nos dio una vuelta de una hora por toda la pequeña ciudad. Al fondo se aprecia el puente elevador protagonista de uno de los famosos cuadros de Van Gogh.

La enorme plaza Dam, con el ayuntamiento al fondo, el museo de cera Madame Touseau, y en el centro el gran monumento dedicado a las víctimas de la segunda guerra mundial.

El museo Heineken, donde te puedes tomar unas cervezas y descubrir el proceso de fabricación.
Muchos son los lugares inhóspitos, los recuerdos y las anécdotas, tantas que no caben en ningún gran álbum, espero que esta entrada os haya transportado al menos un poco con la imaginación a estas pequeñas tierras de los países bajos.
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